Skip to main content
En Espanol
Lina Acosta Sandaal's picture

Me avergüenza admitir que me emocioné hasta el punto en que mis ojos y mi nariz no podían funcionar apropiadamente. Traté de no respirar ni pestañar para evitar un chorro de lágrimas. Desde el escenario Heather C. McGhee  nos hablaba de la importancia de escucharnos y comprender nuestra condición humana si queremos alcanzar un verdadero cambio. Comencé a llorar porque yo sabía que esa era, precisamente, la respuesta. Como psicoterapeuta de familias y niños, a diario me siento y escucho a otros hablar de su condición humana. Cuando escuchamos, comprendemos y llegamos a ese punto donde podemos decir: “sí, yo también”, es cuando mejor resultados tenemos. Mis lágrimas expresaban la emoción de confirmar que precisamente lo que McGhee estaba diciendo en la conferencia We Won’t Wait era en lo que yo creía profundamente, a pesar de que también estaba muy consciente de cuan difícil es para las personas sentarse, hablar, escuchar y compartir con los otros sus experiencias y sus sentimientos.

La conferencia We Won’t Wait fue una reunión de más de mil líderes, defensores y grupos que luchan por una agenda política que promueva la seguridad económica en comunidades que prosperan. Yo estaba presente como parte de la delegación del grupo de MomsRising, uno de los patrocinadores de la conferencia. Me sentí honrada y acepté con humildad la responsabilidad de escuchar y aprender cómo entablar estas conversaciones que pueden enriquecer el desarrollo de nuestro país y sus normas públicas. La conferencia me hizo pensar en los padres y en las familias con las que trabajo en mi centro .

Los padres constantemente me preguntan cuan severos o estrictos deben ser para lograr que sus hijos escuchen y aprendan. Me preguntan: “¿si aceptamos sus comportamientos y sentimientos cómo podremos imponer nuestra autoridad?, ¿no saldrán ganando ellos?”. Mi respuesta es siempre la misma: escucha, identifica las emociones, comunica e intenta comprender lo que te está revelando el comportamiento y los sentimientos del niño. Es la misma respuesta que se planteó en la conferencia con respecto a la necesidad de escuchar a los trabajadores domésticos, a los inmigrantes,  a los trabajadores de restaurantes, a los miembros de la comunidad LG TB  y del movimiento Black Lives Matter. Como dijo McGhee, mis sentimientos más oscuros y pesimistas se despertaron; si los padres no pueden escuchar y entender a sus propios hijos a quienes yo sé que aman con toda su alma, ¿cómo podremos entonces escuchar y entender a otra persona en nuestra comunidad que nos parezca amenazante, pecadora o que “no sea como yo”?.

El sistema político de nuestro país y los padres en mi centro se encuentran en un proceso paralelo. Ambos están tratando de mantener el orden. A ambos los están cegando sus deseos, sus obligaciones y sus espectativas percibidas y olvidándose de pensar en cómo podemos ayudar al niño y a la comunidad para que prospere y crezca. En el campo del desarrollo infantil sabemos que los padres suelen escoger un estilo de disciplina. Los expertos en desarrollo han investigado tres: autoritario, autorizado o permisivo. De acuerdo a mis observaciones nuestro país se ha estancado en el estilo autoritario. Los padres se inclinan hacia uno de estos tres estilos.

El estilo autoritario asume que el padre es el que sabe. El padre autoritario requiere que el niño siga sus órdenes y reglas sin chistar. Este estilo no deja cabida a que el padre tome en consideración las razones emocionales y adecuadas al desarrollo del niño que provocan su comportamiento. Los padres autoritarios no toman en cuenta estas razones emocionales y apropiadas a la etapa de desarrollo del niño y por lo cual a veces los niños no cumplen con las reglas disciplinarias. Este estilo de disciplina crea un niño bien comportado pero disminuye la habilidad del niño de distinguir entre lo que es correcto y lo que no lo es. Esto ocurre porque el niño está siguiendo ciegamente las reglas del padre y no llega a utilizar sus destrezas cognitivas para entender por qué cumplir con unas reglas que disminuyan el conocimiento propio, el razonamiento moral y para algunos la autoestima o el amor propio. El estilo autoritario puede causar que el niño mienta o esconda sus sentimientos ya que la única razón de cumplir con las reglas de comportamiento es para no ser castigado. Esos de ustedes que tuvieron padres autoritarios se pueden encontrar en situaciones donde tengan que tomar decisiones siempre imaginando lo que otros pudieran estar pensando o sintiendo, buscando frecuentemente que otros nos den la clave de cómo actuar.

Un padre autoritario le dice al niño, “Pide perdón ahora mismo o te vas a arrepentir”. Un padre autorizado dice “Veo que estás enfadado pero nosotros no nos hablamos de mala forma, por favor pídele perdón a mamá”. El estilo autorizado ayuda al niño a sentir empatía.

Mientras escuchaba los conferenciantes de We Won’t Wait, me di cuenta que nuestro sistema político está estancado en este modelo autoritario. Cada partido político espera que todos sigamos su agenda. No nos estamos preguntando en qué podemos ayudar a nuestras comunidades para que ocurra el cambio. No estamos observando como nuestro país está cambiando y desarrollándose de acuerdo con los cambios que están ocurriendo en la composición de su ciudadanía. De esta misma manera un padre puede tener dificultad en comprender los cambios que pueden estar ocurriendo durante el desarrollo de su hijo. Entonces, ¿cuál es la respuesta? Con respecto a nuestro sistema político y a nuestra forma de criar a nuestros hijos, necesitamos cambiar nuestro estilo a uno autorizado.

Un padre autorizado es cariñoso y se mantiene firme. Les explican las reglas a sus hijos y les permiten formar parte del proceso a través del cual se decide cómo estas reglas van a afectar o a ayudar al niño. Toman en cuenta las emociones del niño, su individualidad y se preguntan cómo estas reglas de la familia pueden ayudar o perjudicar a su hijo. Este estilo requiere más tiempo porque el niño puede seguir repitiendo el “mal” comportamiento hasta que llegue a comprender internamente cómo es que la regla tiene valor para ambos, el padre y el niño. Desde la década de 1980 los estudios confirman una relación estrecha entre el estilo autorizado y un niño con más confianza en sí mismo, más independiente y más competente socialmente.

Nuestro sistema político también puede tomar una postura autorizada. Es importante dialogar con la comunidad y preguntarnos cuáles leyes y cuáles normas serían las que mejor podrían ayudarle. Es importante entender la forma en la que la comunidad cree que se le debe hacer frente a sus necesidades. Ellos son los que han sufrido las injusticias por lo tanto es imprescindible que ellos expresen como se deben corregir. También es importante que nuestro sistema político cambié de un sistema que castiga a uno que ayude a construir nuestros valores más preciados; los de igualdad, “libertad y justicia para TODOS”.

 

La conferencia me hizo pensar mucho. Yo contribuyo a mi comunidad diariamente y estoy consciente que cuando ayudo a los padres les estoy ayudando a crear ciudadanos del mundo que pueden, en el futuro, hacer cambios positivos en nuestra sociedad. Piensa un momento sobre tu postura como padre y como ciudadano. ¿Cuál es tu estilo disciplinario? ¿Cómo quisieras tú que nuestro gobierno gobernara? Vota concienzudamente. Cría a tus hijos para que prosperen y crezca.


Las opiniones expresadas en estos blogs no son necesariamente representativas de las posturas en las políticas de MamásConPoder ni en campañas activas.