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Como una de 11 hijos en una familia de inmigrantes agricultores, trabajé en las granjas de la valle central en California durante condiciones muy duras en los años 50 y 60, antes de que la movilización de Cesar Chávez nos ayudará.  Estar enferma o herida o mostrar alguna señal de síntomas de envenenamiento por los pesticidas no era opción. Si ocurrían, teníamos que igual seguir trabajando. “Si no quieres trabajar, hay mucha gente que puede tomar tu lugar,” te decía el capataz o contratista.

 

Poco ha cambiado desde esos tiempos en nuestro país, especialmente para el sector privado de trabajadores.

 

Cuando el doctor le dió orden de descanso a Heather de Cedar Crest, Nuevo Méjico, “mi jefe me perseguía para regresar al trabajo, pero yo estaba demasiada enferma. Le dije que regresaría tan pronto pudiera. Cuando regresé al trabajo, me despidió y me dijo que necesitaba alguien con quien contar.”

 

Noel de Bellingham, Washington continuó trabajando con mucho dolor debido a su neumonía: “Necesitaba el dinero para pagar cosas importantes como la renta y la comida. Cuando mi calidad de trabajo fue afectada debido a estar trabajando enfermo, fui despedido porque, según mi supervisor, no estaba creando un ambiente agradable para los clientes.”

 

Los trabajadores en EEUU que no tienen días pagos de enfermedad no tienen ningun remedio: trabajan enfermos y exponen a otros a su enfermedad, o mandan a un hijo enfermo a la escuela. Si se quedan en casa, particularmente en esta economía, se arriesgan a perder su pago e inclusive su trabajo.

 

La opción es aún más severa para los trabajadores inmigrantes. En sus países de origén alrededor de sus familiares, usualmente hay alternativas cuando ellos o sus seres queridos se enferman. Esas alternativas casi no existen aquí donde muy frecuentemente los inmigrantes se encuentran aislados con muy pocas opciones de apoyo.

 

Alrededor de 40 millones de trabajadores en Estados Unidos no pueden tomar libre ni un día de trabajo cuando se enferman. Un 40% de trabajadores del sector privado no tienen días de ausencia paga o protección en el trabajo cuando se enferman. Y millones de trabajadores adicionales no tienen días de enfermedad para cuidar a un familiar enfermo.  Ocho de cada 10 trabajadores de bajos ingresos pierden pago, se enfrentan a actividades de disciplina o están en riesgo de perder su trabajo si se enferman. Muchos de estos trabajadores de bajos recurso -- una gran mayoría inmigrantes -- haciendo trabajos físicamente arduos y peligrosos están movilizándose a través de sindicatos locales con ayuda de la Federación de Trabajadores de Los Ángeles. Esos incluyen limpieza de hoteles y trabajadores de basura y reciclaje. Para ellos, los problemas financieros del día a día los acompañan estar enfermos, lo cual ocurre frecuentemente debido al tipo de trabajo que tienen.  

 

Veintitrés por ciento de los adultos estadounidenses reportan perder o estar en riesgo de perder su empleo porque tenían que tomar tiempo libre para cuidar a un niño enfermo o a un familiar.  Un dieciséis por ciento han sido despedidos o tienen a un familiar que fue despedido, disciplinado o amonestado por tomarse un día de enfermedad.

 

Este país debe de crear políticas fundamentales que protejan a todos los trabajadores y les den su derecho a días ganados para usar debido a enfermedades para que no enfrenten el tener que decidir entre su salud y la sobrevivencia económica de su familia.   La movilización nacional para este tipo de estándar está creciendo.

 

Más de una decena de esfuerzos para días de enfermedad pagos están ocurriendo alrededor de la nación. Ciudades como Portland, Oregon y San Francisco, California lo han logrado y otras ciudades como Filadelfia, Pennsylvania siguen luchando por estos proyectos de ley. 

 

Pero esos y otros avances que protegen a los trabajadores enfrentan obstáculos debido a legislaciones estatales que previenen a municipalidades aprobar sus propias leyes de días pagos de enfermedad y otras medidas para proteger a los trabajadores.

 

Estas medidas “preventivas” empezaron cuando en el 2011, la legislatura del estado de Wisconsin aprobó y luego su Gobernador Scott Walker firmó una ley eliminando otra ley de Milwaukee dándole a los trabajadores pago por tomar días de enfermedad. Lo hicieron aunque esta ley fue aprobada por un casi 70% de los votantes de la ciudad.

 

El impulso de estas medidas en contra de trabajadores en estados como Mississippi, Florida, Arizona, Indiana y Michigan estan diseñadas por entidades como la Asociación Nacional de Restaurantes y  el Consejo de Intercambio Legislativo Estadounidense financiado por los hermanos Koch, los cuales iniciaron una campaña en contra de votantes y sindicatos en varios estados.

 

Los políticos que proponen proyectos de ley que están en contra de los intereses de los trabajadores dicen que las leyes del trabajo como son los días de enfermedad pagos solo deben ser pasadas a nivel estatal. Pero ellos no patrocinan este tipo de ley y los combaten mientras que millones de trabajadores y sus familias sufren debido a la falta de protección. ¿Es qué los conservadores no están de acuerdo apoyar el derecho de controlar su propio destino como una expresión de principios democráticos?  ¿O es qué solo están de acuerdo con los principios democráticos cuando no benefician a familias trabajadoras?

 

Ninguna clase de trabajadores está en mayor necesidad que los trabajadores inmigrantes de bajos recursos. Definitivamente, necesitamos un estándar nacional que beneficie a todos los trabajadores de Estados Unidos como la que ofrece el Acta de Familias Saludables recientemente presentado en el Congreso.  


Las opiniones expresadas en estos blogs no son necesariamente representativas de las posturas en las políticas de MamásConPoder ni en campañas activas.